Hasta la mitad del siglo pasado, se le consideraba como una raza canina extinguida. Se habían encontrado restos arqueológicos egipcios cuyo origen se remontaba a los 5000 años a. de C. y que lo representan echado junto a su amo, sin embargo de este perro tenido en gran consideración en el antiguo Egipto, no se encontraron más trazas. En 1870, algunos exploradores lo descubrieron junto a unas tribus indígenas en los confines entre el Congo (hoy Zaire) y el Sudán, por lo cual en la actualidad también se le conoce como "perro del Congo". Por lo tanto, han sido los indígenas de Africa central quienes mantuvieron pura a esta raza que era muy apreciada tanto por sus nobles orígenes como por su aptitud particular para seguir el rastro en la caza de pequeños animales y que además, está pronto a indicar la presencia de cualquier animal feroz. Es obvio por lo tanto, lo útil que les resultaba a las diversas tribus, que en la caza encontraron justamente el único medio de sustento. Introducido en Europa y más concretamente en Inglaterra hacia finales de los años treinta, fue de inmediato muy apreciado por sus características y se difundió rápidamente primero por todo aquel continente y después por otros. Hoy es conocido en todas partes y cuenta con numerosos apasionados y seguidores.